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martes, 19 de enero de 2010


La música y la discapacidad



En el área de la interpretación musical, un aspecto importante a tener en cuenta es que el instrumento sea significativo para la persona que padece de la discapacidad y que la deje satisfecha después de practicar. Los niños con discapacidad tienen una tolerancia a la frustración baja (en general todos los niños, pero éstos más) por lo que hay que procurar que las ofertas que les hagamos estén a su alcance.



La percusión (instrumentos que resuenan por un impacto), es una familia musical interesante porque ejercita habilidades motrices no demasiado complicadas y las combina con elementos estructurales de la música como el ritmo, el compás, la participación en actividades grupales y la integración social (por realizar actividades normalizadas).









El xilófono (el de la imagen), por ejemplo, es una opción interesante para introducir al niño en este tipo de actividades. Más adelante se le pueden ir mostrando otros de mayor complejidad (flauta, piano o violín) teniendo en cuenta que cuanto más complicada sea la motricidad fina (el movimiento de los dedos y de las manos) que tenga que desarrollar, más dificultades introduciremos en el progreso del niño y más riesgo habrá de frustración por salir de esa “zona de desarrollo próximo”.

En resumen, la música puede ser un complemento muy eficaz para el desarrollo del niño con discapacidad, siempre que seamos respetuosos con sus posibilidades y sus gustos.

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